LA CHICA DE LAS BURBUJAS

Constanza Gaitieri, mendocina, de 31 años, no tiene bodega ni finca pero elabora Malpensado, su línea de espumantes de autor(a).

Llegó al mundo del vino quizá por casualidad. Ya que en Mendoza las escuelas secundarias tienen especialidades agrícolas con algunas materias con mucha química, matemática y física. Así que cuando Constanza Gaitieri tuvo que elegir qué hacer con su vida, un poco por descarte, eligió la carrera de enología. Pese a vivir en Mendoza su familia no tenía tradición vitivinícola, pero hoy confiesa que no se imagina haciendo otra cosa en su vida, que haciendo vino. 

Durante los años de estudio realizó algunas pasantías en donde siempre le tocaba trabajar con las bases del vino espumante en renombradas bodegas de la provincia como Dante Robino, Nieto Senetiner o Familia Zuccardi. Una vez título en mano, decidió meterlo en su valija y comenzar a experimentar el mundo del vino en lugares como California, Francia o España. Pero las burbujas seguían apareciendo en su camino, ya que en Francia trabajó junto a un microbiológo que se dedicaba exclusivamente a la asesoría de espumantes. Allí tuvo la posibilidad de realizar mucha experimentación con las burbujas y tiempo después simplemente cruzó la frontera y en España se instaló en la tierra del cava, el champagne francés. Allí hizo una maestría en espumantes mientras trabajaba en una bodega elaboradora de cava biodinámico, es decir, vino espumante sin adición de químicos y proclama una filosofía de agricultura a largo plazo, cuidando e integrando a los animales, las plantas y las energías. 

Hace casi tres años, Constanza decidió volver a la Argentina y empezó de a poco y sola con su proyecto personal. “Se llama Malpensado porque lo pensé de muchísimas formas durante mi estadía en España y, al final, terminó siendo cualquier otra cosa”. Y agrega: “Quien quiera hacer vino, se tiene que animar, porque muchas veces uno cree que sin bodega y sin finca no se puede hacer nada. Pero si uno tiene pasión podés hacer vino igual. De hecho muchas bodegas grandes compran uva a productores, no tiene nada de malo comprar uva si uno no tiene la propia”. Ella lleva la uva que compra a la bodega que alquila para hacer y guardar sus vinos. Y cuando termina la cosecha en Argentina, deja todos los vinos fermentando, se sube a un avión, cruza el océano y aterriza en España para elaborar los cavas que se trae nuevamente para este lado del océano. Así, Malpensado dejó de ser proyecto y se convirtió es una realidad que desde hace tres años la lleva constantemente de Ezeiza a Barajas. 

Con Malpensado elabora unas 30.000 botellas al año y tiene distintas etiquetas para distintos paladares: hay una opción 100% blanca con con Chardonnay y Viognier, otra con un toque bien argentino con Chardonnay, Pinot Noir y el clásico Malbec, además una bien típica con Chardonnay y Pinot Noir y para los menos convencionales también hay espumante de Pinot Grigio y un Syrah rosé. Dentro de la línea experimentativa este año sumó una alternativa con Roussanne y Marsanne, las uvas emblemáticas del Ródano francés. Toda una novedad en el mundo de las burbujas. Los vinos están presentes en Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y en el litoral. Y con la venta directa llega a todo el país con envío desde Mendoza. 

Dejando un poco las burbujas de lado, junto a su marido tiene además un proyecto de vinos de alta gama 100% Malbec, Dark. Actualmente elaboró cuatro barricas, es decir unas 1300 botellas que traerá a Buenos Aires para comercializar solo por venta directa, ya que el volumen es muy pequeño. 

Confiesa que el mayor mimo a alma que le pueden hacer es decirle que su vino está rico y defiende a copa llena que el espumante no es solo para una ocasión de brindis, sino que “es un vino que lo podés tomar cuando quieras”. De hecho, para facilitar el consumo diario empezó a hacer botellas de 375 ml., las chiquititas, que son para 4 copas. Ya que muchas veces “no se elige descorchar espumante porque si sobra vino, pierde la burbuja en un par de días. En cambio los otros vinos los podés tener abiertos algunos días sin problema”. Y para ir un poco más allá propone un maridaje 100% argentino: asado con vino. Pero esta vez con vino espumante ya que “al tener tanta acidez recontra va con el asado porque barre la grasa y te deja la boca fresca, no te empantana como, quizá, lo hace un vino tinto”. Será cuestión de probar, alzar la copa y brindar por la chica de las burbujas. 

Nota originalmente redactada para Sos Mujer.

por Mariana Gil Juncal.
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