Cada vez pisan más fuerte los vinos bajos en alcohol

Elaborados naturalmente en lugares de climas más fríos o desafiando los límites de la enología, este tipo de vinos son ideales para quienes eligen una tendencia de consumo más saludable.

«Siempre aposté a la innovación y a seguir creando. Me apasiona aplicar los conocimientos de la elaboración del vino a nuevos productos e ideas», explica la enóloga argentina Susana Balbo, quien recientemente lanzó al mercado dos productos que siguen esta tendencia: CRIOS Chenin Bajo Alcohol 2020 -con 9º- y Envero, un refresco natural de uva con cero graduación alcohólica.

«En cuanto a CRIOS Chenin Bajo Alcohol, nos gustó mucho el producto final que viene de la mano de un varietal que la gente conoce y la bodega no tenía como varietal puro. Es un vino que no está desalcoholizado, hicimos pruebas por ese camino y no nos gustó el resultado final», afirma Ana Lovaglio Balbo, gerente de marketing de Susana Balbo Wines. Sobre su elaboración,GustavoBertagna –primer enólogo de la bodega- explica: «La uva fue cosechada más temprano para que tenga un alcohol más bajo. Además, durante la fermentación usamos levaduras seleccionadas que consumen mucha azúcar y producen poco alcohol».

Envero inaugura una nueva categoría, la de «refresco 100% natural en base a mosto de uva», con la que la bodega deja su sello innovador, ya que esta bebida no contiene colorantes artificiales, jugo de otras frutas, aromatizantes, ni conservantes. «Se creó pensando en aquellas personas a las que les gusta conectar con la naturaleza, que hacen actividades al aire libre y son conscientes sobre su alimentación, les gusta comer rico y probar nuevos sabores» , explica Lovaglio Balbo. «También son una excelente alternativa para embarazadas, personas que no pueden consumir alcohol por problemas de salud y para aquellos padres que quieren compartir con sus niños una bebida sana y rica, sin caer en la gaseosa o en los productos con ingredientes, sabores y colores artificiales, ya que es una bebida elaborada únicamente con uvas y agua purificada», concluye. Desde el punto de vista enológico, Susana Balbo agrega: «Y no sólo mantiene muchos de los beneficios para la salud que tiene la uva, sino que también está elaborado con técnicas que tienden a la sostenibilidad y a volver a lo natural». Enveroofrece dos variedades: un Torrontés y un rosé de Cabernet Sauvignon, ambos con ligeras burbujas. Son perfectos para acompañar comidas elaboradas o simples, como aperitivo o como ingrediente para mocktails.

En la Patagonia más austral, los vinos bajos en alcohol no son una búsqueda sino el resultado natural de los productos que entrega ese terruño extremo. «Los vinos en Trevelin, Chubut, salen así, bajos en alcohol lo que es beneficioso porque hacen que los vinos sean más tomables. Porque además los vinos tienen mucho frescor, una intensidad aromática muy importante con aromas refrescantes, florales y todo va de la mano con ese bajo alcohol. No podés tener un vino fresco con un alcohol alto, se hace muy difícil porque genera un desbalance. Por eso el estilo de vinos que hacemos tiene un balance en todo sentido porque el bajo alcohol, va acompañado con el frescor y la preponderancia de aromas intensos» explica Sofía Elena, enóloga de Bodega Contra Corriente.

Mucho se habla de la frescura de los vinos, pero ¿de qué hablamos cuando hablamos de un vino fresco? Para Elena es la combinación de una muy buena acidez, bajo alcohol y con aromas frescos. «Así aparece otra paleta aromática a la fruta en compota o madura, hay otra paleta compuesta por hierbas, frutas de carozo, flores y, en los tintos, aparecen aromas más terrosos. Esa paleta quizá no aparece en vinos con graduaciones alcohólicas más elevadas porque son de zonas más cálidas».

En esa misma línea, Emmanuel Gómez, winemaker de Viñas de Nant y Fall considera que actualmente hay una tendencia a nivel mundial de elaborar vinos bajos en alcohol «que creo que corresponde mucho a las nuevas generaciones que se volcaron mucho a la cerveza y ahora esas mismas generaciones están introduciéndose en el mundo del vino. Y como vienen acostumbrados a tomar bebidas alcohólicas bajas en alcohol trasladan esa preferencia al vino. Y el mundo del vino, también a su vez, está buscando vinos más frescos, más ligeros para lo cual se bajan los niveles de alcohol y se deja la expresión propia de la uva. En nuestro caso es una combinación de factores: nosotros aún aunque podamos hacer vinos que estén entre unos 13º/13,2º elegimos el punto de cosecha en que nos de entre 11,5º y 12,5º porque es lo que creemos ideal para nuestros vinos. De hecho hemos elaborado Pinot Noir de 13,2º a 10,5º y seguimos eligiendo el parámetro alrededor de 12º».

Elena agrega que «más que vinos bajos en alcohol creo que hay una tendencia de elaborar vinos más frescos: vinos de mar, vinos atlánticos, vinos de altura, vinos de clima frío. En general para tener vinos frescos tenés que hacerlos en lugares de clima frío donde se da una maduración lenta natural y de por sí el alcohol va a ser bajo». Por eso sus vinos, nacidos en los viñedos más australes del mundo, se caracterizan naturalmente por su frescura, con una acidez balanceada y, como le encanta decir a la hacedora de los vinos, da productos totalmente únicos.

Tan únicos que el joven enólogo los compara con los vinos nacidos en el norte de Europa: «Los vinos de Trevelin se parecen mucho a los vinos de Alemania, Austria o Suiza. Y el argentino no está muy acostumbrado a ese estilo de vino. Aunque la aceptación de los productos realmente fue buena pero todavía falta comunicarlo como tal. Tienen mucha identidad propia por eso nos dieron rápidamente la IG. Por eso creo que es una linda oportunidad para salir al mercado y demostrar que somos diferentes al resto pero eso no quiere decir que somos ni de mayor ni de peor calidad. Simplemente distintos».

Para Gómez una de las ventajas de los vinos con bajos alcoholes es que son mucho más expresivos «por eso pueden captar ese mercado formado por las nuevas generaciones de consumidores de vino más fácilmente. Creo que la gran desventaja es que dejás de lado a la vieja escuela, a las personas que estaban acostumbradas a un vino maderoso, con una estructura mucho mayor, a una uva sobremadurada. Todo es válido, son cuestiones de gustos». Y va más allá subrayando que esta tendencia hará que los vinos sean más bebibles y que lleguen a mayores consumidores. «El público argentino va a convivir con los dos  extremos: vinos bajos en alcohol y va a seguir estando esa vieja escuela de vinos con alcoholes altos, estructurados, con bastante madera. Porque la Argentina es un pueblo de inmigrantes y tenemos muchas culturas metidas en un mismo país y eso hace que haya muchas miradas diferentes. Seguramente dentro de 10 años ya no va a llamar la atención una botella que diga 10º de alcohol».


Nota originalmente redactada para Vinetur.

por Mariana Gil Juncal.
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