El ABC del vino en tres paradas, tres pasos básicos de una degustación: CAS. Esta sigla te la tenés que grabar a fuego. Estés donde estés te ayudará siempre para acercarte al vino: color, aroma, sabor.
HOY: EL COLOR
Lo primero que tenemos que tener en cuenta cuando queremos acercarnos al mundo del vino es que todo conocimiento que vayamos adquiriendo nos tiene que servir siempre para que aprendamos a disfrutar más. Sé que quizá parece una obviedad pero en los últimos años el mundo gourmet (en el que podríamos englobar el mundo del vino) estalló de tal manera que saber de vinos muchas veces ya no es una simple elección sino un must. ¿A quién no le pasó estar en una cita, en un almuerzo de trabajo, en una reunión o en una cena importante y que de repente el mundo del vino invada la conversación y a vos no se te ocurre ni medio bocadillo para agregar?
Acá te regalo una regla mnemotécnica, CAS. Esta sigla te la tenés que grabar a fuego. Color, aroma, sabor. El ABC del vino en tres pasos, tres paradas, tres pasos básicos de una degustación.
Para hacer que esta amistad con el vino crezca poco a poco primero vamos a hablar del color. Como todo en la vida, el vino también entra primero por los ojos. Y como seguramente sé que a más de una le habrá pasado, podemos quedar flechadas a primera vista, pero quién no ha tenido una desilusión a los cinco minutos.
Entonces, ¿por qué es importante usar nuestra vista con el vino? Porque aunque creamos que no sabemos absolutamente nada nuestra vista siempre nos da mucha información que nos ayudará instintivamente a detectar si el vino, por ejemplo, está sano. Tranqui. Sé que estarás pensando ¡todavía no le di ni un beso a la copa y ya pretendés que me dé cuenta si el vino está sano! Aunque no lo creas, lo vas a poder hacer. Porque no hace falta ser una experta pastelera para ir a comprar una porción de torta y a simple vista detectar que a la crema que abriga el brownie ya le podríamos cantar el feliz cumpleaños. En fin, con el vino pasa lo mismo. Si a primera vista lo vemos transparente, translúcido y brillante, le damos para adelante. Eso habla de un vino sano, de un vino que sin lugar a dudas lo tomaríamos.
CAS. Esta sigla te la tenés que grabar a fuego. Color, aroma, sabor.
Otra cosa fundamental en la primera fase de la cata es apreciar el color del vino, ya que está directamente relacionado con la edad del vino. ¡Tranqui! Seguramente nunca pensaste en pedirle un documento al vino para saber qué edad tiene. Pero hay algo importante ya que la que la edad del vino nos va a servir en dos cosas fundamentales. Primero porque la edad se relaciona directamente con la tonalidad del color del vino. La añada aparece siempre en la etiqueta, por ejemplo, 2019 es el año de cosecha de la uva que dio vida a ese vino. Esa es la añada. Entonces, cuanto más joven es el vino, más suave y más amarillo pajizo será, si estamos hablando de blancos. En el caso de los tintos, nacen más rojos rubíes para envejecer con tonalidades más guinda hasta llegar a colores anaranjados o teja. Los blancos más añejos pueden regalarnos colores ámbares o dorados. ¿Y de qué nos sirve todo esto? Si compramos un vino joven, de dos o tres años, no debería nunca tener un color evolucionado. Debería asimilarse más a los tonos típicos de la juventud. Si abrimos una botella y vemos que el color está muy evolucionado seguramente le entró aire y se oxidó. Y les pido que antes de llevarlo a la boca lo huelan para evitar besar un sapo.

En segundo lugar, la edad del vino nos servirá para saber con qué podemos hacer un mejor maridaje, es decir, con qué comida podemos acompañarlo. Pensemos que si tenemos dos botellas de Malbec, una 2018 y otra 2013 podemos armar dos tipos de parejas. Y como sabrán hay parejas para todos los gustos, pero si hablamos de vinos siempre tenemos que recordar que los vinos más jóvenes tienen una estructura que armonizará mejor con un asado o unas pastas sin tanto (o nada de) picante. Si sos fanática del chimichurri explosivo o de unas buenos espaguetis a la putanesca vamos a ir siempre con el vino más antiguo, ya que el paso del tiempo logra que su estructura acompañe esos sabores más power que nos dará el picor en la boca.
Entonces, a partir de ahora cada vez que compres un vino para que su color (y con eso su cuerpo y su vida) esté cuidado elegí siempre el que está atrás en la góndola. Jamás el de adelante o el que está expuesto a la luz. ¡Olvidate de agarrar uno que haya estado debajo de una dicroica! Hacé como cuando comprás un desodorante y evitás llevarte el que está adelante porque sabés que ese seguramente está por la mitad.