¿Qué tan importante es el diseño de una etiqueta de vino?

Prestigiosos especialistas argentinos en imagen corporativa de vinos ratifican el dicho popular de este sector que asegura que la primera etiqueta la vende el diseñador gráfico (o el equipo creativo) y la segunda, el enólogo (o la bodega). Porque, en el vino, todo también entra primero por los ojos.

Algunas etiquetas nacen con ideas o conceptos super claros de cada bodega. Otras veces los equipos creativos son más que vitales no solo para asesorar y orientar, sino también para guiar y transformar en imágenes los vaivenes conceptuales que tienen las bodegas al ínfimo tamaño de una etiqueta. Claro, que las hay de todos los colores, tamaños y tipos de papeles. Algunas son más estridentes que otras pero muchas veces los consumidores no recuerdan el nombre del último vino que descorcharon pero memorizan a la perfección qué había o cómo era la etiqueta. Porque la etiqueta en un vino es mucho más que el lugar en donde aparece la variedad y procedencia de uva y la añada. Es el símbolo que nos queda grabado en la retina para volver a la búsqueda de ese vino que tanto nos gustó.

«En tiempos de bombardeo de imágenes por las redes sociales, la presentación de todos los productos se ha transformado en un factor esencial de diferenciación por eso la etiqueta de un vino es clave», afirma José Bahamonde, socio creativo del afamado estudio Arena-Bahamonde especializado en construcción, creación, comunicación y diseño de imagen corporativa del mundo del vino. Dentro de las más de 500 etiquetas de vinos que realizaron sobresalen la del vino el Equilibrista, Otro loco más y Tinto Negro. Además, dentro de su porfolio cuentan en su haber con el diseño de algunos vinos para celebrities como el del empresario Marcelo Tinelli o el músico Pedro Aznar.

Niño Terrible, del estudio Arena-Bahamonde

Para Ignacio Eguiguren, director creativo del estudio Dizen, «no es lo mismo diseñar una etiqueta de un vino de calidad premium que uno entry level, que una etiqueta para una marca muy posicionada o una marca nueva, o todo cambia si la etiqueta va a un canal de comercialización masivo o a uno basado en la hipersegmentación. Todos estos aspectos se tienen fundamentalmente en cuenta al momento de iniciar el proceso de diseño ya que se necesita un promedio de 18 segundos para elegir una botella en una góndola». Por eso, para Eguiguren -especializa en diseños como en rediseños de marcas (las más recordadas son Punta de Flechas de Flecha de los Andes, Finca el Origen o el espumante Panda)- existe un diálogo íntimo entre la etiqueta, el precio, el tipo de vino y el consumidor . «Todos estos factores intervienen en la decisión de compra del producto. Y la identidad proporciona grandes beneficios a los productores ya que permiten identificar el producto, diferenciarse de su competencia. Por eso, sin dudas la etiqueta es un factor relevante a la hora de tomar la decisión de compra».

Panda, del estudio Dizen

Porque claro que la industria del vino es muy competitiva y como asegura Leonardo Ficcardi de Boldrini & Ficcardi «las reglas habituales del packaging no se aplican en el vino porque normalmente en una góndola de un supermercado compiten 20 o 30 marcas de cualquier producto. En cambio, en el vino compiten unas 300, la mayoría de ellas en el mismo tipo de botella, mismo tapón y similar cápsula. Entonces la etiqueta es verdaderamente importante, tanto que más del 80% de la primera venta de un vino depende de su etiqueta».

Antes de empezar a bocetar, cada equipo creativo asegura necesitar conocer  algunos detalles como el tipo de botella que contendrá el vino, ya que hay tantos formatos y colores que condicionan los tipos de etiqueta que se pueden crear. También es vital la definición del tipo de impresión y claro que es imprescindible conocer los condicionantes presupuestarios de cada cliente ya que eso hará que los creativos ajusten sus ideas a las posibilidades de cada bodega. Por eso más allá de los tipos de papeles más o menos elegantes, en algunas etiquetas podemos encontrar desde distintas cantidades de tintas (o colores) pasando por recursos como el hot stamping (que causa un efecto metálico) a la serigrafía volumétrica o los relieves.

Punto final, de Boldrini & Ficcardi

«Considero que la etiqueta es tan importante como el vino mismo, ya que es la primera imagen, es lo que me hace elegirlo en una góndola, lo que me hace recordarlo si me gustó cuando lo probé. La etiqueta es el primer impacto que tengo sobre el producto, es el medio visual que puede hacer mover la fibra de una persona si esa etiqueta transmite un mensaje» resume a la perfección Soledad Puerto, CEO y CO founder de Icónica Estudio, creadores de la imagen de Scrugli Wines, Argana y Ponce de León, entre otras marcas de vinos.

Marqués de la Patagonia Malbec, de Icónica Estudio

Es fundamental escuchar al cliente, subraya Francisco Alfaro, director de Alfaro Estudio de diseño, «ya que muchas veces hay una carga emotiva en el diseño de la etiqueta porque se quiere comunicar algo especial». Y agrega, que cuando se trata de un vino de exportación intenta tener un mano a mano con el importador porque es el que conoce el mercado y sabe quién será el consumidor final. «Es muy importante para que la imagen sea atinada para cada mercado», resume el creador de la etiqueta del Malbec de Ángeles, Grenoble espumante y Ottimo, un vino de las sierras cordobesas de la Argentina.

Entonces, ya que quedó clarísimo que la etiqueta no solo hace a la mística del vino  sino que además cuando dentro de la botella tenemos un muy buen producto, termina cerrando la ecuación perfecta. Pero claro, que así como hay modas y tendencias en el mundo del arte, la gastronomía y el deporte, la imagen de las etiquetas también se ve atravesada no solo por las nuevas corrientes sino que también, para la mayoría, tiene que renovarse. «Creo que los productos clásicos o más conocidos deben actualizar su imagen cada determinada cantidad de tiempo porque sino quedan muy obsoletas y hay veces que por más que sean vinos conocidos si la imagen queda obsoleta afecta la venta del vino» dispara Alfaro. Y no es el único. Para Bahamonde cada vez es más corto el tiempo de duración de una etiqueta por la super exposición que tenemos a las tendencias de imagen mundiales. Y Sole Puerto se suma agregando que actualmente las etiquetas van cambiando mucho y tienen menos tiempo en el mercado que antes. «Los tiempos se aceleran, a la gente le gusta que las etiquetas cambien y ver novedades, cuando hace un tiempo atrás las bodegas tenían las mismas etiquetas por décadas» remata la directora de arte.

Praelas, de Alfaro Estudio

¿Cuáles son las tendencias actuales en materia de diseño de etiquetas? Para Alfaro hay tres tendencias que conviven. Por un lado, la identidad clásica del vino del Nuevo Mundo «que en Argentina se podría sintetizar casi groseramente en lo que es el diseño minimalista». Por otro lado, agrega el diseño europeo «de estilo vintage extremo, que se asemejan al look de vino antiguo». Y la tercera tendencia Alfaro la asocia al mercado norteamericano en donde «hay etiquetas que son totalmente desestructuradas con imágenes kitsch, con cómics o con situaciones hilarantes desde el punto de vista gráfico, sobre todo para vinos jóvenes».

Para Bahamonde la tendencia más importante es la diferenciación de los copiadores y los estrategas, ya que para él «seguir tendencias sirve para una limitada cantidad de productos». Por eso, «romper esa mirada común de seguir olas, es lo que diferencia a un buen estudio».

Osadas, minimalistas, modernas, simples, elegantes o disruptivas. Pero que las etiquetas siempre nos ayuden a elegir buenos vinos.

Nota originalmente redactada para Vinetur.

por Mariana Gil Juncal.
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