Cada vez más bodegas apuestan a esta elástica variedad apta para elaborar desde vinos blancos secos, dulces o espumosos hasta chispeantes rosados que seducen a los paladares de los consumidores más aventureros.
El Pinot Gris es una variedad de origen francés -más precisamente de la región de Alsacia-, prima de la emblemática Pinot Noir, con la que se suelen elaborar vinos secos y dulces. En el Viejo Mundo también está muy presente en Alemania, Italia, Suiza, Hungría y Rumania. Y si hablamos del Nuevo Mundo la podemos encontrar embotellada en lugares que van de Australia o Nueva Zelanda hasta Canadá. Esta uva, con un grano un tanto azul grisáceo (de ahí su nombre) puede protagonizar vinos blancos con una intensidad de color que enamora a primera vista hasta ligeros rosados super sedectores.
En Argentina, si hay una bodega que de casualidad apostó por esta variedad fue Piedra Negra, quien desde el Valle de Uco (donde actualmente cuentan con 42 hectáreas en Los Chacayes) encontró su terruño argento para elaborar para muchos el mejor Pinot Gris del país.
«La manera en que sumamos el Pinot Gris fue realmente un imprevisto ya que cuando se compró la finca, Francois Lurton quiso probar una variedad que fuera fácil de vinificar y solicitó a Francia Chardonnay -comienza Quentin Pommier, enólogo y director técnico de la producción de la bodega- pero el vivero se equivocó y en vez de enviar Chardonnay, envío Pinot Gris». Así comenzó la historia de esta emblemática variedad en Argentina, ya que hasta ese entonces el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) no tenía registros que evidenciaran su existencia en el país.
Así un poco de casualidad, la bodega se convirtió en la principal hacedora de Pinot Gris con propuestas que van de la versión más blanca y seca, pasando por un rosado, un espumoso elaborado con el método tradicional, otro con el método charmat y hasta un vino passito, que honra la tradición siciliana de cosechar las uvas lo más tarde posible para ser secadas al sol, así el jugo de cada granito se concentra y da como resultado un vino con unos 80/100 gramos de azúcar por litro. Así con tanta versatilidad el Pinot Gris para Pommier «se está poniendo muy de moda y logró que la gente la vuelva a consumir, sobre todo en la Argentina, pero también en otros mercados de exportación como América del Norte».
¿Qué esperar en un Pinot Gris? «El rosado ofrece un vino muy fresco con un color muy seductor y una acidez marcada ideal para los días de verano y una impecable nariz. Un vino del estilo de los rosados de la Provence, podríamos decir, que fueron de los primeros rosados con ese color delicado como el de Europa» explica Pommier quien agrega que la uva tiene tal versatilidad que también se pueden elaborar Pinot Gris Reserva para los que prefieren un vino con más volumen y profundidad, producto de la crianza en barricas. Y para los que aún no se terminan de convencer sepan que «se parece un poco al Chardonnay, pero mucho más fino y delicado», refuerza el enólogo.
Pinot Gris o Pinot Grigio (para los que prefieren rescatar su protagonismo en el país de la pizza y la pasta) es ideal para quienes buscan un vino con una personalidad refrescante, con notas cítricas y florales. Y como explica Andrea Ferreyra, jefa de enología de La Celia -quienes actualmente ostentan 12 hectáreas cultivadas de Pinot Gris en La Consulta, Valle de Uco a unos 1050 msnm- «cuando el vino ya tiene algunos años en botella, aparecen las notas de damasco que dan un toque único y distintivo a esta variedad que destaca por su acidez, que juega un rol muy importante, aportando equilibrio y longitud en boca».
Algo que vale aclarar es que si bien el Pinot Gris no es una uva blanca, sino rosado, muchas bodegas la vinifican como tal y ofrecen una gran alternativa a los consumidores que van aprendiendo y experimentando cada vez mucho más y quieren probar «otros» vinos blancos, que no sean elaborados con las uvas clásicas.
«Nuestro Pinot Gris data del año 1999 y en ese entonces no era una variedad muy conocida en el mercado doméstico, sí en el mercado externo, pero con los años su aceptación en los consumidores argentinos ha ido creciendo. Actualmente el 20% de lo que producimos es para consumo doméstico; esto demuestra que en 22 años se ha ido despertando un interés creciente de nuestros consumidores argentinos en explorar e interesarse por otros tipos de vinos blancos, más allá de los clásicos Chardonnay, Sauvignon Blanc o Torrontés» explica orgullosa Ferreyra quien agrega que la variedad en el Valle de Uco, ofrece óptimas condiciones para el cultivo del Pinot Gris ya que hay un diferencial cualitativo que favorece un desarrollo aromático especial versus otras regiones del país.
El tip: para disfrutar el Pinot Gris en todo su esplendor es ideal servirlo a unos 10°C para que despliegue y potencie su expresión varietal y si queremos pensar en algunos compañeros gastronómicos para armar un concierto de sensaciones en la boca podemos comenzar por algún plato elaborado con pescados blanco, por qué no una mousse de palta (aguacate) o algún entrante a base de vegetales frescos.
Y claro que el potencial gastronómico es una gran fortaleza para apostar a esta variedad. De hecho, Diego Pulenta export manager de Pulenta Estate -quienes actualmente cuentan con 4,5 hectáreas ubicadas en Agrelo, Luján de Cuyo, Mendoza- cuenta que la variedad llegó a la bodega para «acompañar el deseo de elaborar vinos gastronómicos y hoy en día es uno de los elegidos por algunos restaurantes Michelin de Londres».
Pero claro que no todo es glamour y estrellas Michelin cuando hablamos de Pinot Gris ya que «todos los años es un desafío elaborarla, ya que es una variedad rosada muy delicada para trabajar, de piel muy delgada y que al vinificarla como blanca ofrece una carga aromática sin obtener color de la piel de la uva» cuenta Javier Lo Forte, enólogo de Pulenta Estate quien sintetiza que el Pinot Gris es «principalmente a nivel enológico es un gran reto» que vale la alegría ya que «los consumidores lo ven como una gran novedad por el estilo de vinificación y comparándolo con los Pinot Grillos italianos, en Argentina se dan vinos muy frescos, con buena acidez, mucha fruta y tipicidad; y si no tienen nada de madera resultan vinos muy amables y fáciles de beber».