“El mayor desafío es superar barreras: tanto las que se les impone sobre lo que no pueden, como a ojos del resto de la sociedad”, Dolores Lávaque, creadora de Catado a ciegas
Dolores Lávaque, creadora de Catado a ciegas, tras varias investigaciones confirmó que las personas no videntes o con una disminución visual tienen una mayor aptitud para el análisis sensorial.
¿Cuáles son los highlight del panel Catado a ciegas en estos primeros 20 años de vida?
Hemos recorrido un largo camino juntos y de aprendizaje mutuo. Tanto ellos –con su labor, la responsabilidad (son extremadamente responsables y cuidadosos con su trabajo)– como nosotros, ya que son muchísimas normas de convivencia como, por ejemplo, cuidar de su seguridad en el lugar de trabajo.
¿Cómo fue el proceso de selección y formación del panel?
El panel siempre fue conformado por gente más adulta. Si bien comenzamos con un par de personas de 19/20 años, estudiantes de derecho o de computación que tomaban este trabajo como un ingreso extra mientras estudiaban, hoy todos se encuentran superando los 40 años y no tenemos profesionales en el equipo. El requisito es que tengan mayor agudez olfativa y gustativa y, principalmente, memoria olfativa y gustativa para las descripciones y discernimiento por atributos o defectos.
¿Qué servicios brindan a bodegas desde este panel?
Actualmente las bodegas no son nuestro principal cliente; hoy el panel está más focalizado en empresas lácteas y de alimentos en general. No significa que no pueda trabajar para el vino, simplemente no es una industria que subcontrata este servicio. En todos los casos se puede hacer perfil sensorial, tanto descriptivo como con modelos estadísticos, control de calidad o desarrollo de producto.
¿Qué fortalezas considera que tiene el panel respecto a otras catas a ciegas?
Cuentan con mucha memoria olfativa y gustativa, sobre todo para la descripción de atributos o defectos. Pueden desglosar la descripción mejor que quienes estamos sugestionados por la vista.
Tienen capacidad de entrenamiento mucho más rápida y también se familiarizan con las notas a catar más rápido.
¿Cuál fue el desafío más grande del panel?
El desafío más grande es y será siempre demostrar lo que implica un trabajo de panel entrenado profesional vs. catas hedónicas; la «capacidad diferente» positiva de su agudez olfativa y gustativa y su mayor facilidad para describir los atributos sensoriales. El desafío no pasa por lo que testean, sino por superar barreras: tanto las que se les impone sobre lo que no pueden, como a ojos del resto de la sociedad.
¿Cuáles fueron las mayores alegrías que le dio trabajar con el panel?
Sin dudas, la alegría es diaria cuando compartimos anécdotas o experiencias, demuestran su confianza en mi equipo y se ve una integración real.
¿Qué siente al ser pionera en este trabajo de inclusión en el país?
La realidad es que soy una persona inclusiva en todos los ámbitos de mi vida y en todo tipo de disciplinas. Esto surgió de manera natural, sin pensar en el qué dirán, sino en detectar la necesidad de salida laboral para un grupo de personas con una dificultad y que tenía que transitar una adaptación al mundo laboral. Esto implicó que todos nos adaptamos y por la época que era todo se fue dando en sus tiempos y naturalmente. Me encanta haber logrado que gente que nunca se imaginaba trabajar con personas ciegas compartieran este ámbito, que todo el edificio dónde trabajan se involucrarse en ayudarlos, en recibirlos, en acogerlos… Se hizo un cambio cultural sin querer y cuando no se hablaba del tema o el tema de la integración era tabú.
Nota originalmente redactada para Vinetur .
por Mariana Gil Juncal.
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