Enotria, la tierra del vino

Si pensamos en los grandes jugadores del mundo del vino mundial, sin lugar a dudas Italia está a la cabeza desde tiempos inmemoriales. Su figura es de gran peso e importancia no solo en el viejo mundo del vino, sino que es inspiración para productores del mundo entero.

De la A a la Z podemos enumerar sin repetir y sin soplar 10 uvas de origen italiano: Agliánico, Barbera, Bonarda, Corvina Veronese, Dolcetto, Nebbiolo, Montepulciano, Refosco, Sagrantino di Montefalco y Sangiovese. Y la lista claramente podría seguir.

Cuando uno piensa en el vino italiano, casi sin lugar a dudas aparecen regiones tan clásicas como el Piamonte o la Toscana. Es imposible imaginar el vino Italiano sin hacer una escala en esos lugares, aunque Italia, como buena tierra del vino, tiene viñedos y bodegas por todos lados: de norte a sur, e inclusive en las islas.

Si emprendemos un viaje imaginario en copa y comenzamos por el norte, la primera parada estaría en la Lombardía donde nos sentaríamos en una terraza a esperar que un sommelier nos llene nuestra copa con las burbujas del “champagne italiano”, es decir, los vinos espumosos elaborados dentro de la Denomizacione de Origine Contrallata e Garantita (DOCG) Franciacorta. Allí se elaboran los vinos espumantes de mayor estirpe con acento italiano.

Muy cerquita de ahí, llegaremos al Piamonte, una de las más afamadas regiones de vinos del mundo. Donde sin lugar a dudas nos encontraremos con el Barolo, símbolo de la elegancia y el vigor, y el Barbaresco, la tradición y la modernidad en materia de vinos italianos. Ambos elaborados 100 por ciento con una sola uva, el Nebbiolo. Y recuerden siempre que decir Barolo es decir Italia y al mismo tiempo es hablar siempre de Nebbiolo, una uva con una gran potencia y frescura en la boca, ideal para acompañar salami de la región, por qué no algún paté o una clásica bresaola. Si tenemos ganas de brindar con burbujas en el Piamonte podremos encontrar vinos espumantes como el Moscato D´Asti o el Asti Spumante, ambos elaborados con la uva Moscatel, super aromática y refrescante.

Nuevamente en viaje, vamos a atravesar Emilia-Romagna para llegar al corazón de Italia y del vino italiano: la Toscana, una región en donde el paisaje realmente enamora y cada bocado de la Toscana nos garantizará un momento de felicidad. Decir Toscana en materia de vinos es decir Chianti y claro que decir Chianti es hablar de Italia y más precisamente de la zona demarcada por Siena, Florencia, Arezzo, Pistoia y Pisa, que delimitan el área de producción de este célebre vino. Si en el norte el reino del vino es del Nebbiolo, en el centro el reinado es de la uva Sangiovese. Y decir Toscana es decir Sangiovese. Y decir Sangiovese en la Toscana es decir Chianti. ¿Cuál es el aroma y sabor típico de un Sangiovese de la Toscana? Si cerramos los ojos y acercamos nuestra nariz a la copa, seguramente vamos a sentir aromas que recuerdan a cerezas y violetas, y también puede aparecer con un toque herbal y un final a té. En boca lo vamos a sentir muy fresco, con una acidez elevada, ideal para maridar los sabores de la bella Italia como una bistecca alla fiorentina, carnes asadas con setas o porcini, o simplemente junto un trozo de queso pecorino. Y si Chianti es la tradición, Brunello di Montalcino es el prestigio de la Toscana. Un vino elaborado 100 por ciento con uva Brunello (o Sangiovese Grosso) que junto a unos spaghettis a la carbonara o a un risotto nero nos darán uno de los mejores recuerdos que podremos vivir en nuestro viaje.

Además la Toscana es la región donde se gestó la revolución del vino, allá por los años ´70, cuando la reglamentación vinícola de alguna forma estaba encorsetando a los productores de la zona que buscaban experimentar en pos de seguir elaborando vinos de calidad en la región. Así nacieron los vinos supertoscanos, los vinos rebeldes, que empezaron a cambiar las reglas impuestas por las denominaciones de origen, práctica que entonces los llevó a tener que comercializar sus vinos de primera calidad como simples vinos de mesa. Hoy en día pensar en nombres como Sassicaia o Tignanello es pensar en vinos de altísima calidad y renombre y son la clave fehaciente que Italia podía no solo seguir elaborando los vinos que venía haciendo hasta ese momento sino soltar amarras y zambullirse en la elaboración de los vinos que tuviera ganas de elaborar. Porque claro que estando en la enotria, los sueños no son simples sueños, sino que se vuelven realidad.  

Nota originalmente redactada para Italiani del mondo.

por Mariana Gil Juncal.
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