5 SECRETOS PARA COCINAR CON VINO

Porque el vino puede acompañarnos desde que empezamos a planear qué vamos a comer, durante la preparación de nuestra receta del día y además coronar su compañía como compañero ideal de nuestro maridaje.

Para las que disfrutan de preparar con sus propias manos alguna cosa rica para compartir con amigas, pareja ¡y obviamente con nosotras mismas! y, además, son del #teamvino ¡no hay nada mejor que unir estas dos pasiones! Ya que un sabroso plato casero acompañado con buena compañía y un vino rico son el plan perfecto para cualquier día.

Entonces, vamos a empezar los con tips para sumar el vino a la cocina, ya que además de darnos una versatilidad enorme de opciones de maridajes o acompañamientos para la receta que queramos cocinar puede ser un ingrediente vital para muchísimas preparaciones. Pero atenti que idealmente deberíamos prestar atención a algunos consejos para que este ingrediente vínico se convierta en nuestro gran aliado en la receta ¡y no en nuestro peor enemigo!

  • NO COCINAR CON UN VINO CON QUE NO TOMARÍAMOS

Parece una obviedad, pero muchas veces abrimos una botella que no llegamos a tomar hasta el último sorbo y la tapamos y la volvemos a guardar en la heladera. Pero después de unos días puede haber quedado detrás de la leche, algún jugo o jarra con agua y al perderla de vista ¡olvidamos que el vino seguía ahí. Quizá una semana después hacemos contacto visual con la botella de vino y pensamos: “Pasó mucho tiempo desde que la abrí, así que abro una botella nueva y ese fondito olvidado lo uso para cocinar”. GRAN ERROR. Si ese vino olvidado después de una semana está ácido, amargo o simplemente no nos gusta cómo se produjo la evolución post apertura les recomiendo que aunque nos dé mucha pena ¡hay que tirarlo! Porque todas esas características que nos disgustan en la copa se potenciarán en nuestro plato ya que generalmente sumamos vino a alguna reducción, pasta, guiso o carne que vamos a cocinar con fuego. Y ese fuego concentrará todos los aromas y sabores. Los que nos gustan y los que no. 

  • NO MALGASTAR GRANDES VINOS EN LA COCINA

Porque no hay que ser extremista. Ni sumar a nuestra salsa un vino que deberíamos descartar, ni tampoco descorchar esa joyita que tenemos guardada para una ocasión especial para usar media copita en nuestra salsa con albóndigas. Un gran vino no convertirá a nuestra receta en una preparación digna de estrellas Michelin entonces con sumar la dosis necesaria de un clásico caballito de batalla (algún vino bueno, barato y bonito) alcanza y sobra. De hecho, es preferible tener algún vino de los más económicos que se puedan imaginar pero recién abierto que les garantizo que sumarán mucho más a su plato que el vino olvidado en la heladera desde hace Dios sabe cuánto tiempo.

  • NO USAR VINOS DEFECTUOSOS 

Levante la mano quien jamás abrió una botella y descubrió que olía más a vinagre o algo un tanto húmedo que a frutas o hasta simplemente a vino. Y claro, que cuando abrimos una botella y la vemos totalmente llena de punta a punta nos da muchísima pena tener que tirarla. Entonces, generalmente siempre nos viene la idea a la cabeza que vino que no tomamos lo podemos usar como plan B para cocinar. Y lamento decirles nuevamente que todo ese defecto o aroma o sabor desagradable pasará directamente a nuestra receta. Sumar un vino que no está en buen estado a una preparación en la cocina es como abrir una leche y decir: ¡está cortada, no la tomaría pero la uso para preparar un puré! Eso jamás se nos cruzaría por la cabeza pero muchas veces pensamos que el vino puede tener algún tipo de resurrección en el horno o en la sartén y que de repente se convertirá en otra cosa. Pero como eso no sucederá: ¡hay que tirar el vino que no esté bueno ni para tomar y mucho menos para comerlo!

  • SIEMPRE PROBAR LOS VINOS

Aunque estén nuevitos y recién descorchados. Porque el vino es materia viva y aunque hayamos abierto el vino hace 5 minutos ¡hay que probarlo para chequear con nuestros sentidos que está bien! Quizá alguna dirá: yo no soy experta en vinos, cómo me voy a dar cuenta que el vino está bien. Si huele a vino, está bien. Si sabe a vino, está bien. Si nos dan ganas de tomarlo y no de escupirlo, está bien. Simple pero contundente. Si no hay nada raro, extraño, si no hay duda alguna ¡lo usamos para cocinar sin ningún tipo de problema! 

Probar el vino nos lleva menos de un minuto y nos garantiza que ese vino sumará placer a nuestra receta y no algún sabor indeseado. Como regla deberíamos oler y/o probar no solo el vino sino todo lo que usemos para cocinar ya que muchas veces las fechas de caducidad de los ingredientes no son una ecuación matemática exacta y pueden tener algún margen de error. Así que para no tener que echar a perder toda nuestra receta ¡recuerden siempre probar todo antes de mezclarlo!

  • VINO QUE TOMARÁS, VINO CON EL QUE COCINARÁS

Porque después de elegir qué vino usamos para saltear unas mollejas o para sumar a un guiso de lentejas viene la gran pregunta: ¿con qué vino lo acompaño? Así que para simplificar la elección del vino para cocinar y para maridar, sepan que podemos usar la misma variedad y/o estilo de vino y hasta la misma botella. Si estamos cocinando una receta a la cual vamos a sumar un tinto, seguramente nuestra mejor opción para tener en la copa durante nuestro almuerzo o cena será un tinto. Y así con cada estilo de vino que elijamos (blanco, rosado, espumante). Porque podemos cocinar y acompañar nuestras comidas con absolutamente todos los vinos que imaginamos. Y acá no hay reglas. Si alguna prefiere los sabores más dulzones puede sumar a su receta salada puede abrir un cosecha tardía ya que aportará una sensación dulzona que seguramente la que ame más los sabores salados quizá no eligiría. Y viceversa. La cocina es un lugar super lúdico. Y el mundo del vino también. Así que cuando juntamos dos universos donde hay tanto juego lo único infalible es animarse a jugar y disfrutar una y otra vez hasta descubrir qué nos gusta más.

Bonus track. Cocinar con una copa de vino en la mano, nos da siempre rienda suelta a la imaginación para crear y disfrutar no solo cada paso de la preparación sino cada bocado de nuestra creación.

Nota originalmente redactada para Vinetur.

por Mariana Gil Juncal.
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